Por Daniela Creamer | dlcreamerg@yahoo.es
Luego de cinco minutos de un espeluznante arranque, El caballero de la noche perturba y engancha la atención del espectador de la nueva y más esperada aventura de Batman. Tras el éxito cosechado por Batman inicia, en el 2005, que rebasó el nivel, incluso, de notables cintas anteriores sobre este hombre murciélago, como los elogiados trabajos de Tim Burton, en 1989 y 1992, y las criticadas versiones posteriores de Joel Schumacher, Christopher Nolan se supera a sí mismo con esta segunda entrega.
El caballero de la noche es un filme oscuro, sin concesiones, de acción arrolladora, excelentes diálogos y magnífico en su realización. Pero, atención, no apto para todo público.
En su encarnación como Bruce Wayne y Batman, Christian Bale demuestra su madurez interpretativa, con un trabajo sutil y noble, pero también brutal y devastador cuando lo amerita.
El desaparecido Heath Ledger da magistralmente vida a la versión pesadillesca, sádica e impredecible de su tradicional enemigo, El Guasón. El personaje se transforma en el maldito villano que encaja en el comienzo de nuestro siglo XXI. Desborda su anarquía y depravación, al punto de borrarle para siempre la sonrisa al mismísimo Jack Nicholson, antiguo pero inolvidable Guasón.
Los dos actores, Bale y Ledger, se apoderan de la trama en un duelo lúgubremente carismático y aprovechan al máximo al elenco secundario (Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman), para alcanzar un clímax emocional que, más allá de los deslumbrantes efectos visuales, deja al espectador satisfecho e impactado. Nada de hastíos ni respiro durante las intensas dos horas y media de metraje.
Nolan es un director que ha ido perfeccionando su oficio. Su trabajo no se limita a crear una atmósfera adecuada o a delinear las escenas que seguramente grabarán en nuestra mente, sino que logra deslumbrar con su gran prodigio técnico.
Consigue también que cada personaje tenga sus propios matices y se gane el interés del espectador, haciendo que su destino altere sus emociones y lo deje estupefacto. El final parece anunciar una inminente secuela.
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